viernes, 27 de abril de 2018

De la novela criminal y otros términos



En Filadelfia, en 1841 apareció en la revista Graham's Magazine un relato destinado a revolcar la literatura; The murders in the Rue Morgue, de Edgar Allan Poe; en este el personaje C. Auguste Dupin utiliza su intelecto para dar con la solución de un misterio aparentemente imposible. Por este relato Poe sería reconocido como el creador de lo que conocemos como "Literatura criminal", "Literatura policial" o "literatura detectivesca" y como el padre intelectual de la "Literatura negra" y el "Hard-boiled". Cuando se habla del crimen en la literatura, todos los caminos llevan a Dupin y, por tanto, a Edgar Allan Poe. 

Con el pasar del tiempo, y debido a no ser un género que se trate mucho en la academia, en español se han dado distintos y confusos términos para designar toda esa literatura que ficcionaliza el crimen. Algunos términos se superponen entre sí, otros dejan afuera obras con un código parecido, y otros especializan aún más el género.

Intentaré en esta entrada definir algunos de estos términos; explicar, de ser posible, su origen, y recomendar algunas obras de cada uno, a ver si es posible dar un poco de claridad a un asunto con trabas conceptuales, terminológicas y lingüísticas.

  • Literatura policial:

Tal vez el término más conocido y utilizado en español para designar la literatura acerca del crimen. Policial suele referir a la policía como institución, como cuerpo, sin embargo, el origen de la palabra no refiere a esto, sino a un mantenimiento del orden legal; el término, por tanto, refiere a una historia en la que existe por lo menos un hecho que contraviene ese orden legal y es la historia del personaje o personajes que logran el retorno al orden legal, sea atrapando al criminal, o descubriendo quién y cómo ha efectuado el crimen. 

Esta etiqueta determinada dice entonces al lector que se le hablará de una historia en la que ocurre un crimen o está por ocurrir, y las acciones conscientes de los personajes principales llevarán a atrapar el criminal, o a impedir que el crimen sea realizado, manteniendo así el orden legal. Ese orden a veces puede ser más moral que físico: la solución al misterio se lleva a veces más el foco que el castigo al criminal, que en ocasiones, como ocurre en Miss Marple y trece problemas de Agatha Christie, ya ha sido atrapado antes de empezar la historia. 

Lo importante es que el crimen sea resuelto; el lector sabe que se encontrará ante una historia en la que el criminal será atrapado al final, el crimen será resuelto y el interés pasará no por el suspenso de qué ocurrirá, sino de cómo ocurrirá o cuál será la solución final, sabiendo de ante mano que el verdadero criminal será eventualmente atrapado. En la historia perfecta del género, por decirlo de otro modo, no nos preocupamos por la suerte de Sherlock Holmes, sino que esperamos saber cómo hará Sherlock Holmes para resolver el problema relacionado con el crimen que se le presenta a él y al lector al mismo tiempo. 

Cuando una obra se suscribe a un género, firma un pacto con el lector; en el caso de la literatura policial el pacto sería: El lector encontrará una historia acerca del crimen, en la que los personajes principales buscarán resolver un misterio para evitar que el crimen quede impune. 


Recomendados: 

  • Todo lo que Conan Doyle haya escrito que tenga a Sherlock Holmes; si se quiere ver como se resuelve de manera magistral un crimen, Watson cuenta como lo hace Holmes en varias oportunidades; se puede iniciar con el Sabueso de los Baskerville, y si se quieren más historias, más concentración en el método racional con el que se descubre el crimen, Las aventuras de Sherlock Holmes.

  • En la misma linea están los relatos de Edgar Allan Poe Los crímenes de la calle Morgue El misterio de Marie Rogêt

  • Agatha Christie es otra referencia obligatoria del género, sea en las novelas de su personaje Hércules Poirot, o en las de la entrañable Miss Marple. 


Literatura criminal:

El más amplio de todos los términos, y el que menor peligro de error causa al ser utilizado; se refiere a toda historia literaria que tenga como eje central de los acontecimientos al menos un crimen; es la gran etiqueta que encierra todos las otras de las que hablaremos; podemos realizar una historia de la literatura criminal empezando con los tres relatos de Dupin escritos por Edgar Allan Poe, pasando por autores como Hammett y Chandler y llegando hasta las novelas donde hace aparición Hannibal Lecter de Thomas Harrys o Perdida (Gone Girl) de Gillian Flinn. Se suele incluir también en esta categoría Crimen y castigo de Dostoyevsky, por cumplir el pacto con el lector a cabalidad. 

La diferencia entre lo policial y lo criminal, como se hace notar en la descripción anterior, es que toda la literatura policial es, a su vez, literatura criminal, pero no toda literatura criminal es policial; adentro de esta categoría podemos ver narraciones donde el protagonista es un criminal, donde se narra como ocurrirá un crimen, donde el detective no triunfa o donde nadie, nunca, descubre siquiera que se ha cometido un crimen; mafiosos, ladrones de cuello blanco, estafadores, asesinos, policías y detectives privados caben acá; este es el término que engloba a todos los otros; hoy en día empieza a ser utilizado con más frecuencia en español. Dos cuestiones tiene que tener una historia para poder suscribirse al pacto con el lector que lo ubicaría en la literatura criminal: El primero es que el eje central de toda la narración debe ser un crimen o crímenes, cometidos o por cometer. El segundo punto habla acerca de la verosimilitud y de las opciones que se le da al autor para lograrla; el lector permite aceptar situaciones aparentemente inverosímiles con el compromiso del autor de resolverlas en el desarrollo o al final de la novela, haciendo que el universo ficticio que crea tenga las mismas reglas que el mundo del lector; en este punto sería el opuesto directo de la literatura fantástica.

A modo de ejemplo: un hombre muere en una casa cuando toda la evidencia apunta a que no ha entrado ni salido nadie de esa casa en días, para resolver el asunto bajo el pacto con el lector de la literatura criminal, se podría narrar que el asesino entró y escapó por un túnel desconocido en la casa.

Muchos relatos y novelas cumplen con el primer requisito mencionado: un crimen es eje central del relato y todas las acciones de la historia son conectadas directamente por este; sin embargo, rompen el pacto establecido de la literatura criminal; la resolución, o las acciones de la novela no corresponden al pacto de verosimilitud; siguiendo con nuestro ejemplo: el lector encuentra que el crimen se explica por los poderes sobrenaturales del criminal, que tiene la habilidad de teletransportarse, o bien, el detective descubre al criminal gracias a sus poderes telepáticos. Incluso cuando alguna de las acciones presenta a este tipo de personajes, con poderes que no se corresponden con las leyes naturales de la realidad en la que vive el lector, se rompe el pacto de la literatura criminal y se suscribe, mejor, al de la literatura fantástica. 

En otros casos, como en Philip K. Dick, por ejemplo, se pueden encontrar incluso recursos propios de la literatura criminal, o, al menos, de la novela negra (que ya explicaremos más abajo), pero la búsqueda de verosimilitud del autor estaría más cercana a un pacto con el lector que corresponde al de la ciencia ficción (Que puede definirse ligeramente como: estoy creando un mundo con reglas distintas al mundo real, pero les daré verosimilitud explicando como son posibles y lógicas en el futuro o en un mundo que puede existir, pero que no es el planeta Tierra).

Recomendados:

  • En este espacio recomendaría narrativas que no quepan en ninguna de las otras categorías de esta lista; podemos entonces hablar de la obra de Marcel Leblanc, y de su personaje Arsenio Lupin, caballero ladrón, arquetipo del ladrón de guante blanco, amalgama de un pícaro, algún noble europeo y el mismo Sherlock Holmes, con quien se enfrentó en varias ocasiones, aunque enmascarado bajo otro nombre para evitar problemas legales: Herlock Sholmes. Leblanc es llamado el equivalente francés a Conan Doyle, y al leer a Leblanc se llega a la conclusión de que esa afirmación dignifica en igual medida a los dos autores. 

Literatura detectivesca

Nos enfrentamos a otro problema: ¿Es igual la literatura detectivesca que la literatura policial? No necesariamente. Hablábamos acerca de los pactos del autor, en el caso de la literatura detectivesca es de esperar que exista, entonces, un detective, entendiendo a este como alguien que se encarga de la investigación con un método determinado; no contiene, como el policial, aquella concepción de que el crimen deba ser resuelto, de que el orden legal debe retornar. 

Para seguir diferenciando debemos hablar en inglés: allá encontramos la etiqueta "procidemental policivo" (police procedural); hay que notar que el tipo de historias bajo esta categoría tiene como característica repetida que el asesinato o crimen ocurre al principio de la historia, recurso repetido incluso en las series que continúan el género desde la televisión (CSI, por ejemplo), haciendo aún más claro que se hace énfasis no en quién hizo el crimen, sino en cómo lo hizo y cómo se llega al verdadero culpable; el énfasis se pone en el procedimiento, usualmente llevado a cabo por varios miembros, diferente a la ficción detectivesca en la que se hace énfasis en un único detective. 

En español, mientras tanto, podríamos diferenciarlos desde el énfasis en un detective; detectivesca sería una ficción criminal que muestra un detective profesional o amateur, encargado de resolver un crimen. Gran parte de las obras detectivesca serían también, entonces, literatura policial, con pocas excepciones en las que el énfasis de la historia no pasa por resolver el crimen; aquellas en las que el detective no resuelve el crimen; falla, pero se mantiene como personaje principal. Ejemplos de esto solo se me ocurren desde la aparición de la novela negra y en concreto del Hard-Boiled. En español, sin embargo, es mayormente utilizado como sinónimo absoluto de "literatura policial", y, por ahora, para no contribuir a aumentar el caos conceptual, lo permitiremos.

Literatura negra o noir 

La literatura criminal anterior a la negra, o literatura criminal "blanca", agotó sus temas y recursos; no muchas veces puede un Sherlock Holmes descubrir que un dedo manchado indica al verdadero asesino. El relato policial se solía ubicar en las afueras, en casas encerradas, en espacios donde un crimen extraordinario pudiera ocurrir. El problema es que en las ciudades el crimen dejaba de parecer a los lectores como algo extraordinario, y obreros influenciados por ambientes "ultra-urbanos" y por las guerras mundiales empezaron a consumir literatura. Y claro que el supuesto ingenio con el que Miss Marple resolvía crímenes sentada en un comedor no les resultaría muy atractivo a los nuevos lectores, forjados en la guerra y en las ciudades presas del Hampa. Pero ya veremos el resultado exacto que este fenómeno trajo en el siguiente ítem de esta lista. 

Primero pensemos en el crimen desde la psicología del criminal y desde sus causas e implicaciones sociales. Bueno, esto es lo que hizo que apareciera la literatura criminal negra; el cambio se dio en contar, a través del crimen, una historia acerca del ser humano y de la sociedad; ya el relato de crimen dejó el retorno al orden, y pasó al descubrimiento de una naturaleza escondida en los callejones de las ciudades, en los subterráneos y trenes y en las particularidades humanas.

Se podría definir a la literatura negra como una ficción criminal en la cual el autor se vale del crimen para mostrar una visión acerca de la sociedad o de lo humano. Podemos trazar un paralelo con la ficción erótica y la ficción pornográfica; en esta metáfora la pornografía es la representación del sexo, en cuanto a sexo, mientras que lo erótico se vale del sexo para contar una historia acerca de lo humano o lo social; la literatura negra sería lo erótico, por querer representar particularidades más allá del crimen específico de la historia, mientras que la criminal "no negra", o criminal "blanca", sería la pornografía, por ser una historia centrada en el crimen particular que narra el autor. 

La literatura negra se vale del crimen para hablar acerca de las razones humanas y sociales del accionar criminal, para reflejar una sociedad escondida que convive debajo de la aparente, así mismo de la psicología del eventual detective, de sus cambios psicológicos frente al crimen, de sus vibraciones en el proceso, del efecto que tiene en las víctimas y familiares y en la sociedad general; es el crimen llevado a la sociedad, a la realidad más cercana al lector.

¿Cuál es el pacto con el lector en este caso? Bueno, el lector de una novela negra espera que el autor no solo le cuente la historia de un crimen o su resolución, quiere que le hable acerca del criminal, del detective, de la sociedad que rodea el crimen, de sus causas e implicaciones; el pacto es: El autor usará una historia criminal para conversarle al lector acerca de cuestiones psicológicas humanas y sociales. 

En esta categoría encontramos entonces historias donde el personaje principal es un criminal, o la víctima incluso, historias de mafiosos, de crímenes nunca resueltos, de planeación de un crimen. Ha través de la intención de realismo la novela negra, además, ha logrado crear, primero, una serie de personajes arquetípicos, como la femme fatale, más peligrosa a veces que el mafioso más armado y, segundo, temáticas recurrentes en el género como la amistad o el romance, adyacentes a la historia del crimen. 

¿Por qué noir? Las primeras historias de este tipo fueron publicadas, sobre todo, por la revista Black Mask, el black, pasó a ser el noir del francés en la serie noir de la editorial francesa Gallimard, que reflejaba estas historias, el noir volvió a los países anglosajones, en especial para reflejar el cine noir que llevó a la pantalla estas historias, y en español nos llegó para relacionar todo este tipo de literatura, pero privilegiamos la traducción, y hablamos entonces de nóvela negra, ya que la novela es la forma más habitual de este tipo de literatura.

Recomendados: 

  • Ya se recomendarán otros en el siguiente apartado de la lista, pero en la intención de recomendar obras que no pertenezcan a otras categorías de la lista, acá podemos recomendar entonces, primero, toda la obra de Patricia Highsmith, en especial la serie Ripley, protagonizada por Tom Ripley, asesino, estafador, criminal en toda regla, que inicia con la novela El talento de Mr. Ripley / A pleno sol.
  • Además, Sudores fríos de Pierre Boileau y Thomas Narcejac, historia que sería llevada al cine por Alfred Hitchcock bajo el título "Vértigo".
  • Hitchcock también dirigió la adaptación de la novela Extraños en un tren, de Patricia Highsmith con un guión en el que trabajó también Raymond Chandler, autor clave para el apartado que sigue a esta lista. 

Literatura Hard-boiled.

Para hacer un huevo duro hay que ponerlo a hervir; a través de esa agua en punto de ebullición el huevo se pone duro en su interior. A esto hace referencia el termino hard-boiled, sin traducción exacta al español, pero que nos sirve de metáfora perfecta; los autores, tanto como los primeros lectores de este tipo de literatura, se criaron en una atmósfera enrarecida por el crimen y las guerras; los criminales dejaron de ser en el imaginario popular caballeros con armas y pasaron a ser miembros del hampa, negociadores de drogas, hombres y mujeres ensuciados del bajo mundo; parafraseando a Raymond Chandler en su ensayo el simple arte de matar, el asesinato volvió, en el imaginario, a la gente que comete asesinatos, la pluma pasó a autores que conocían ese mundo, y en la literatura los crímenes volvieron a ser de los criminales. La sociedad, los autores y la literatura se endureció gracias al estado de ebullición social existente en los bajos mundos de las ciudades.

En este contexto aparece Dashiell Hammett, escritor habitual en la ya nombrada revista Black Mask; había ejercido como detective privado, y ante sus problemas económicos empezó a publicar en la revista usando sus propias experiencias; el propio Hammett era uno de esos huevos duros, y traspasó esa dureza a la literatura: los criminales hablaban como criminales, y los detectives como gente que se codea con criminales, todo se ha endurecido, mafiosos, ladrones, asesinos, detectives y policías empezaron a hablar como hablan en la vida real, como se habla en las calles, y en ese contexto los autores del hard-boiled ubicaron sus historias

El hard-boiled busca contar una historia de crímenes, en las que aparecerá un lenguaje realista, urbano, con presencia de un "bajo mundo" habitado por personajes endurecidos. Esto, por si solo, además, enmarca a todo este género adentro de la literatura negra; la intención de reflejar la realidad del bajo mundo, el verdadero mundo del crimen, lo suscribe en la intención de hablar de la sociedad.

Ocurre que por las características de autores que tuvieron altos grados de reconocimiento, como Hammett y Raymond Chandler, el término se quedó con la concepción mayoritaria de ser parte de la literatura detectivesca; pero en realidad no es exclusivo; es posible contar una historia en el estilo hard-boiled que no pertenezca a la literatura detectivesca; las primeras historias de este género, de hecho, versaban acerca de criminales, pero luego los grandes del género prefirieron la variante detectivesca, en el caso de Raymond Chandler, por considerar que era necesario el héroe detective, que reviente con su profunda moralidad en el mundo del crimen, sin por eso suavizarse.

El pacto de autor y lector, entonces, dicta que el lector cuando lee una historia hard-boiled espera encontrar una historia realista, de atmósfera urbana, que versa acerca de crímenes, con personajes endurecidos, acostumbrados al crimen como mafiosos, pandilleros, criminales profesionales y un reflejo del bajo mundo donde se cocina el crimen al lado de quienes pueden detener a los criminales. 

Recomendados: 

  • Todo lo que alguna vez haya escrito Dashiell Hammett, pero hagamos énfasis en El halcón maltés, la historia de Sam Spade, un detective cuya historia moral es tan entrañable como la historia de detección de la novela. Spade es un hombre duro, fuerte, y con un objetivo en mente. La novela es una historia de hombres coleccionistas de poca moral, de asesinato, de corrupción, traición y crimen. El mismo Chandler comparaba a Hammett con Hemingway por su estilo realista, rudo, brutal, y al mismo tiempo tremendamente bello. Dashiell Hammett edifica en su obra una poética de la rudeza de las calles. 
  • Todo lo que alguna vez haya escrito Raymond Chandler, en especial El largo adiós, máxima radiografía del detective Philip Marlowe, hombre rudo y moral a partes no solo iguales, sino complementarias; héroe de su propia moralidad es indomable y batalla en una guerra que sabe no podrá ganar nunca contra el crimen que aparece en las calles mafiosas, en las instituciones corruptas y hasta en la alta sociedad, supuestamente élite moral. Raymond Chandler tomó la receta de Hammett y la elevó con clara y consciente intención de calidad literaria y de prosa; la intención se hace notar, su prosa es, si se me permite la cucharada subjetiva, más cuidada que la de Hammett, más efectiva en generar una sensación en el lector. La obra de Chandler es tan nostálgica y pesimista como heroica y optimista; la sociedad está podrida, pero no tanto; existen hombres como Philip Marlowe. 
  • Además, son altamente recomendados Triste, solitario y final de Osvaldo Soriano, con la aparición también de Philip Marlowe, y La rubia de ojos negros de Benjamin Black, también protagonizada por el mismo detective. 


Por ultimo, por si han quedado todavía en confusión, ensayé un diagrama de Venn, intentando aclarar el asunto; espero no aumente la confusión. 



1 comentario:

  1. Cada cierto tiempo cuando siento confusión con los términos recurro aquí, gracias por hacer mi vida más fácil :v

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